Cuando una familia enfrenta un proceso judicial complejo —como una custodia, una cuota alimentaria, una sucesión o la liquidación de una sociedad conyugal— espera que la justicia actúe con precisión. Pero a veces las sentencias de segunda instancia contienen errores de interpretación, fallas en el procedimiento o decisiones que incluso contradicen la Constitución. En esos casos existe una herramienta excepcional para corregirlos: la casación.
En Colombia, la casación ante la Corte Suprema no funciona como una tercera instancia, sino como un recurso extraordinario para corregir fallos que afectan el orden jurídico, garantizar que la ley se interprete correctamente y proteger los derechos de quienes participan en procesos de familia. Entender en qué consiste y cómo puede influir en un caso familiar es clave al momento de tomar decisiones estratégicas.
La casación permite que la Corte revise una sentencia de segunda instancia únicamente cuando presenta errores de derecho, desconocimiento de normas procesales o afectación de garantías constitucionales. No busca volver a estudiar las pruebas, sino verificar que el fallo se haya dictado conforme a la ley. Esto es especialmente importante en asuntos de familia, donde las decisiones impactan directamente la vida de niños, madres, padres, parejas y herederos. Al intervenir, la Corte garantiza coherencia, justicia y respeto por los principios que protegen a la familia como institución.
Este recurso suele ser necesario cuando una sentencia desconoce el interés superior del menor en temas de custodia, aplica de forma incorrecta las normas sobre alimentos, interpreta de manera errada la ley en liquidaciones patrimoniales, afecta la distribución de una herencia por un uso indebido de las normas o vulnera derechos procesales como el debido proceso. En estas situaciones, la casación requiere argumentos técnicos y rigurosos, por lo que es fundamental contar con abogados especializados.

Cuando estudia un recurso de casación, la Corte Suprema se enfoca en verificar si el juez interpretó o aplicó mal la norma, si se apartó de la jurisprudencia vigente, si ignoró pasos procesales obligatorios o si vulneró derechos fundamentales. De esta forma, la casación se convierte en una herramienta decisiva para corregir errores que pueden transformar por completo el resultado jurídico y personal de una familia.
